4/20/2010

La Pequeña Un Ojo, La Pequeña Dos Ojos y la Pequeña Tres Ojos (Hermanos Grimm)

Bueno, siguiendo con cuentos infantiles... 
La imagen la tomé del mismo libro que el cuento. es un libro viejo así que, por alguna razón que desconozco, esta rayado de plumón azul. En fin....

La Pequeña Un Ojo,  La Pequeña Dos Ojos y La Pequeña Tres Ojos
Alemania
Hermanos Grimm

Erase una vez una mujer que tenía un solo ojo. La mayor de sus tres hijas se llamaba Pequeña Un Ojo, porque sólo tenía un ojo en medio de la frente; la mediana se llamaba Pequeña Dos Ojos, porque tenía dos ojos como todo el mundo; y la menor se llamaba Pequeña Tres Ojos, porque tenía tres ojos, el tercero también en medio de la frente.
Pero como la Pequeña Dos Ojos no era diferente a los demás niños, sus hermanas y su madre le decían:
   -Tú, con tus dos ojos, eres igual que el resto de los mortales. No perteneces a nuestra familia.
La empujaban por aquí, le tiraban sus pobres ropas por allá y sólo le daban de comer lo poco que ellas dejaban. Ya no podían ser más malvadas con la desdichada niña.

Sucedió un día que la Pequeña Dos Ojos tuvo que salir al campo para cuidar de su cabra. Sentía hambre, porque sus hermanas le habían dado muy poco de comer y estaba tan triste que se sentó en la hierba y se echó a llorar. Lloró tanto que de sus ojos manaron dos arroyuelos.


Cuando levantó la vista, vio a una mujer de pie a su lado, quien le sonrió y le preguntó dulcemente:
   -Pequeña Dos Ojos, ¿Por qué lloras?
Y la Pequeña Dos Ojos respondió:
   -¿No tengo razones para llorar? Debido a que tengo dos ojos, como todo el mundo, mis hermanas y mi madre no me soportan. Me empujan de un rincón a otro y sólo me dan de comer lo que a ellas les sobra. Hoy me han dado tan poco, que todavía tengo hambre.
 Entonces la sabia mujer dijo:
-Pequeña Dos Ojos, seca tus lágrimas. Voy a enseñarte algo para que nunca más vuelvas a pasar hambre. No tienes más que decir a tu cabra:
Bala cabrita,
Aparece mesita,
e inmediatamente surgirá ante ti una mesa espléndidamente servida con los manjares más suculentos, y podrás comer todo lo que te plazca. Cuando hayas saciado el hambre, no tienes más que decir:
Bala cabrita,
Vete mesita,
Y ésta desaparecerá.

 Después de estas palabras, la sabia mujer se desvaneció sin dejar rastro.
La Pequeña Dos Ojos pensó:
  "Deebo probar en seguida el encantamiento para ver si lo que me dijo es verdad, ya que etsoy más hambrienta que nunca". Entonces pronunció las palabras:
Bala cabrita, 
Aparece mesita.
y apenas había acabado de pronunciarlas, cuando vio delante de ella una mesita cubierta con un blanco mantel, sobre el que se hallaban dispuestos un plato, un cuchillo, un tenedor y una cuchara de plata y deliciosos manjares, humeantes como si acabaran de salir de la cocina. La Pequeña Dos Ojos dijo una breve oración de gracias y de lo comió todo. Una vez satisfecha, repitió las palabras que le enseñara la sabia mujer:
Bala cabrita,
Vete mesita,
e inmediatamente la mesa, con todo lo que había encima desapareció.
   -¡Qué bien he comido!- dijo la Pequeña Dos Ojos, que se sentía muy contenta.

Al anochecer, cuando regresó a la casa con su madre, encontró un plato de barro con la comida que sus hermanas no habían querido, pero no lo tocó. Al día siguiente, volvió a salir con su cabra y dejó las sobras que le dieron.
Al principio, sus hermanas no notaron esta extraña manera de proceder, pero finalmente dijeron:
   -Algo le pasa a La Pequeña Dos Ojos. Ahora deja siempre su comida intacta, mientras antes devoraba todo lo que le dábamos. Debe estar consiguiendo alimento en otra parte.

Decidieron que la Pequeña Un Ojo acompañara a la Pequeña Dos Ojos cuando llevara a pastorear a su cabra, para que viera si alguien le llevaba comida y bebida.
Cuando la Pequeña Dos Ojos se disponía a salir, la Pequeña Un Ojo se acercó y le dijo:
   -Voy a ir contigo al campo para ver si cuidas bien la cabra y si la llevas a donde hay buenos pastos.
  La Pequeña Dos Ojos se dio cuenta de lo que se proponía; condujo la cabra a un terreno donde crecía hierba abundante y dijo:
   -Ven, Pequeña Un ojo, siéntate aquí al lado mío, voy a cantarte algo.
  La Pequeña Un Ojo se sentó. El día era caluroso y la larga caminata, a la que no estaba acostumbrada, la había fatigado y cuando la Pequeña Dos Ojos empezó a cantar:
Pequeña Un Ojo, ¿estás despierta?
Pequeña Un Ojo, ¿estás dormida?
cerró su único ojo y se quedó dormida. Cuando la Pequeña Dos Ojos vio que a su hermana la había vencido el sueño dijo:
Bala Cabrita,
Aparece mesita.
Tan pronto como apareció la mesa, se sentó ante ella y comió y bebió hasta la saciedad. Acto seguido, volcio a decir:
Bala cabrita,
Vete mesita
y en un abrir y cerrar de ojos, todo desapareció.
  La Pequeña Dos Ojos despertó entonces a la Pequeña Un Ojo y le dijo:
   -Pequeña un Ojo, viniste a vigilarme y, en vez de eso, te quedaste dormida. Mientras tanto, la cabra podría haberse escapado. Levántate, nos iremos a casa.
Regresaron a la casa. Como de costumbre, la Pequeña Dos Ojos dejó la comida intacta. La Pequeña Un Ojo, que no podía explicar a su madrela razón de la manera de proceder de su hermana, dio como excusa:
   -El calor y la caminata me cansaron tanto que me quedé dormida.
Al día siguiente, la madre ordenó a la Pequeña Tres Ojos:
   -Esta vez irás tú con la Pequeña Dos Ojos y observarás lo que hace y si alguien le lleva comida.
La Pequeña Tres Ojos se fue, pues, con la Pequeña Dos Ojos y le dijo:
   - Te acompañaré para ver si cuidas bien a la cabra y la llevas a un buen campo a pastar.
Pero la Pequeña Dos Ojos sabía lo que deseaba la Pequeña Tres Ojos. Cuando llegaron al campo, dejo a la cabra pastando y dijo a la Pequeña Tres Ojos:
   -Siéntate a mi lado y te cantaré algo.
La Pequeña Tres Ojos se sentó. ¡Estaba tan cansada de la caminara y del calor! Y la Pequeña Dos Ojos volvió a cantar la misma canción, pero en vez de cantar como debía haber dicho:
Pequeña Tres Ojos, ¿estas dormida?
cantó sin darse cuenta:
Pequeña Dos Ojos, ¿estás dormida?
Y siguió cantando las estrofas en esta forma.
Los dos ojos de la Pequeña Tres Ojos se durmieron, pero el tercero, que no había sido mencionado en el verso, permaneció despierto. La Pequeña Tres Ojos tuvo buen cuidado de cerrar también ese ojo, para simular que estaba realmente dormida, pero por debajo de las pestañas pudo ver muy bien lo que sicedía.
  Cuando la Pequeña Dos Ojos creyó que el sueño había vencido a su hermana, pronuncio las consabidas palabras:
Bala Cabrita,
Aparece mesita,
y comió y bebió a su antojo. A continuación hizo desaparecer la mesa, diciendo:
Bala Cabrita,
Vete mesita.
Pero la Pequeña Tres Ojos lo había visto todo. La Pequeña Dos Ojos se acercó a su hermana, la despertó y le dijo:
   - ¿Y bien, Pequeña Tres Ojos, te quedaste dormida? ¡Qué bien vigilaste! Vamos, regresemos a la casa.

Cuando llegaron a la casa, la Pequeña Dos Ojos volvió a dejar su comida, y la Pequeña Tres Ojos explicó a la madre:
   -Ya se por qué esa orgullosa no come nada. Cuando dice a la cabra:
Bala Cabrita,
Aparece mesita
surge delante de ella una mesa servida con platos mucho mejores que los que comemos nosotras. Cuando ya ha saciado su apetito, dice:
Bala cabrita, 
Vete mesita
y ésta desaparece. Lo vi todo. La Pequeña Dos Ojos dijo un versito para que mis dos ojitos se durmieran, pero el ojo de mi frente, ¡por fortuna!, permaneció todo el tiempo despierto.
 Entonces la envidiosa madre gritó a la Pequeña Dos Ojos:
   -¿Crees que vas a pasarlo mejor que nosotras? ¡No tendrás la oportunidad de volverlo a hacer! - y acto seguido, se armó de un cuchillo y mató a la cabra.

Cuando la Pequeña Dos Ojos vio lo que había  hecho su madre, salió embargada de la más profunda tristeza y se sentó en la hierba a derramar lágrimas amargas. Pero de nuevo volvio a aparecérsele la bondadosa mujer, quien le dijo:
   -Pequeña Dos Ojos, ¿por qué lloras?
   -¿Cómo no voy a llorar? -respondió la niña-. Mi madre ha matado la cabra que ponía tan bellamente la mesa delante de mí cuando decía mi versito. Ahora tendré que volver a pasar hambre.
 La bondadosa mujer le respondió:
   -Pequeña Dos Ojos, voy a darte un buen consejo. Pide a tus hermanas que te entreguen el corazón de la cabra muerta. Entiérralo frente a la puerta de tu casa. Esto te traerá buena suerte.
 Acto seguido desapareció, y la Pequeña Dos Ojos entró de nuevo a la casa y dijo a sus dos hermanas:
   -Queridas hermanas, denme algo de mi cabra. Sólo les pido el corazón.
 Sus hermanas se rieron y le contestaron:
   -Puedes quedarte con él, si te conformas con eso.
 La Pequeña Dos Ojos se llevó el corazón, y por la noche, cuando todo estuvo en silencio, lo enterró frente a la puerta de la casa como le indicara la bondadosa mujer. A la mañana siguiente, cuandodespertaron, vieron frente a la casa el más hermoso de los árboles, que tenía las hojas de plata y los frutos de oro. Era lo más bello y maravilloso que sus ojos contemplaran jamás.
 Sólo la Pequeña Dos Ojos supo que el maravilloso árbol de oro y plata había nacido del corazón de la cabra, ya que se encontraba precisamente en el lugar donde enterrara éste.

Al verlo la madre dijo a la Pequeña Un Ojo:
   -Súbete al árbol, hija mía, y tráenos algunas de sus frutas.
 La Pequeña Un Ojo se trepó, pero en el preciso momento en que iba a coger una de las manzanas de oro, la rama saltó de sus manos. Y esto se repitió una y otra vez, de manera que no pudo arrancar ni una sola manzana, pese a todos los esfuerzos que hizo.
 Entonces, la madre dijo:
   -Pequeña Tres Ojos, súbete tú. Con tus tres ojos podrás ver mucho mejor que la Pequeña Un Ojo.
 Después de que la Pequeña Un Ojo bajó del árbol, la Pequeña Tres Ojos se trepó a él. Pero no tuvo mejor suerte que su hermana. Por mucho que probó, las ramas cargadas de manzanas de oro se escaparon siempre de sus manos. Por fin, la madre se impacientó y subió ella misma al árbol, pero tuvo aún menos suerte que la Pequeña Un Ojo y la Pequeña Dos Ojos, ya que no pudo arrancar ningún fruto y solo daba manotazos en el aire.
Entonces la Pequeña Dos Ojos intervino:
   -Voy a probar una vez, quizá a mí me vaya mejor.
 Y las hermanas exclamaron:
   -¡Tú, con tus dos  ojos, sin duda lo lograrás!
 La Pequeña Dos Ojos subió al árbol, y las manzanas de oro no huyeron  de ella. Se comportaron debidamente para que la niña pudiera arrancarlas, una tras otra, hasta llenar su delantal. Cuando llegó al suelo, la madre le arrebató su preciosa carga. Pero en vez de tratar a la pobre Pequeña Dos Ojos con más concideración, como se merecía, sus hermanas y su madre se pusieron tan celosas de quue sólo ella pudiera arrancar las frutas, que la trataron aún peor.

Un día, cuando las tres hermanas se encontraban juntas bajo el árbol, llegó cabalgando un joven caballero.
   -Date prisa, Pequeña Dos Ojos-gritaron las dos hermanas-. Escóndete aquí para que no nos molestes.
  Metieron a la pobre Pequeña Dos Ojos debajo de un tonel vacío y empujaron también adentro las manzanas de oro que acababa de arrancar.
  Cuando el caballero, que era un joven muy apuesto, se acercó, quedó boquiabierto ante el maravilloso árbol de oro y plata, y preguntó a las dos hermanas:
   -¿De quién es este árbol tan bello? La que me dé una ramita tendrá todo lo que desee.
 Entonces la Pequeña Un Ojo y la Pequeña Tres Ojos contestaron que el árbol era de ellas y que les agradaría en extremo arrancar una ramita para obsequiársela. Pasaron mil trabajos, pero todo fue inútil. Las ramas y las frutas se escapaban siempre de sus manos.
 Entonces el cabalero dijo:
   -¡Qué extraño! Si el árbol les pertenece, ¿por qué no pueden ustedes arrancarle las ramas y las frutas?
 Pero ella porfiaron que el árbol era suyo. Mientras trataban de convencer al joven, la Pequeña Dos Ojos deslizó dos manzanas por debajo del tonel. Estaba enojada con la Pequeña Un Ojo y con la Pequeña Dos Ojos por no haber dicho la verdad.
 Las manzanas rodaron hasta los pies del caballero, quien las miró asombrado y preguntó de dónde habían llegado.
 La Pequeña Un Ojo y la Pequeña Dos Ojos respondieron que tenían otra hermana, pero que la habían escondido y no la sacaban porque sólo tenía dos ojos, como la gente común.
 El caballero exigió verla y gritó:
   -Pequeña Dos Ojos, sal.
 La Pequeña Dos Ojos salió muy contenta de debajo del tonel.
 El caballero quedó admirado de su gran belleza y le dijo:
   -Pequeña Dos Ojos, estoy seguro de que tú sí puedes arrancar una ramita del árbol.
   -Sí-respindió la Pequeña Dos Ojos -, sí puedo, porque el árbol es mío.
 Ydicho y hecho, trepó al árbol y arrancó sin ningún tropiezo, una ramita con sus hojas de plata y sus frutos de oro y haciendo una reverencia se la entregó al apuesto caballero, quien dijo:
   -Pequeña Dos Ojos, ¿qué quieres que te dé?
   -¡Ay! -respondió la Pequeña Dos Ojos-. Padezco hambre y sed, malos tratos y abandono desde que anochece hasta que amanece. ¡Si me llevaras contigo  y me libraras de todo esto, me sentiría muy feliz!
 Entonces el caballero montó a la Pequeña Dos Ojos en su mismo caballo y partó con ella rumbo al castillo de su padre. Allí hizo que le dieran hermosos vestidos y joyas, ricos manjares para saciar su hambre, y como la quería mucho, se casó con ella.

Cuando el apuesto caballero se llevó a la Pequeña Dos Ojos, las dos hermanas estuvieron a punto de morir de envidia. "Pero", reflexionaron, "todavía nos queda el hermoso árbol. Aunque no podamos arrancar ninguna fruta, todo el que pase se detendrá a contemplarlo y se dirigirá a nosotras para alabarlo. ¡Quizá nos reporte una buena cosecha!"
 Pero a la mañana siguiente, el árbol había desaparecido, y con él las esperanzas de las dos perversas hermanas. La Pequeña Dos Ojos al asomarse a la ventana del castillo de su caballero vio, con agradable sorpresa, que el árbol estaba allí.

En una ocasión, dos mendigas se acercaron al castillo a pedir limosna. La Pequeña las miró detenidamente y por fin reconoció a sus dos hermanas, cuya pobreza había llegado a tal grado que fueron a mendigar pan a su puerta. La Pequeña Dos Ojos las acogió amablemente, y fue tan bondadosa con ellas que la Pequeña Un Ojo y la Pequeña Tres Ojos se arrepintieron de todo el mal que habían hecho a su hermana.



"La pequeña un ojo, la pequeña dos ojos y la pequeña tres ojos" en Los Mejores Cuentos de Hadas del Mundo. Selecciones Reader's Digest

13 comentarios:

Nix Galith dijo...

ahaha me reí mucho mientras transcribía esta cosa :)

Zyyxx dijo...

jajaj..recordando la infancia?..

Zyyxx dijo...

jajaj..recordando la infancia?..

Anónimo dijo...

Hace mucho que no leia algo asi, muy bueno

Anónimo dijo...

Maravilloso..., hacer que la mente recupere recuerdos de la infancia..., maravilloso que estas maquinas sirvan y funcionen de algo para rescatar cosas del pasado de muchos... como yo , gracias

Anónimo dijo...

Es el tomo cuarto y era de color violeta.
Hoy precisamente me acordaba de este cuento que era mi favorito cuando era pequeña.
Me encantó volver a saborearlo.
Un saludo desde Madrid.

Unknown dijo...

Que tal, yo tuve la fotuna de leer esos cuentos, ahora ya no se donde quedaron y me gustaria vovler a tenerlos sabes donde se pueden conseguir??

Saludos!

Nix Galith dijo...

Hola, Paulino!!
Pues, no se de dónde seas, pero aqui en México DF una vez vi unos cuantos tomos de esta colección en uan librería de viejo en Donceles.
Pero fuera de eso, not engo ni idea de dodne conseguirlos, yo tengo unos cuantos porque son de mi madre, pero ya son bastante viejos y, supongo, dificiles de encontrar D:

Anónimo dijo...

Yo los tengo. Fue un regalo de mi madre una navidad... Tendría unos 8 años en ese entonces! (ya hace 14 años uf!) Creo que ella los ordeno en Readers Digest, quizá buscando por internet puedan encontrar donde adquirirlos. Sin duda de los mejores recuerdos de mi infancia!

Anónimo dijo...

hola a todos, yo tengo esos cuentos, si son 4 tomos, y quisiera volver a tenerlos, y también traían un libro para iluminar, con eso viví, y me crié, y cuando doy ponencias, a veces hablo de ellos, me gustaría tenerlos de nuevo, no olvido sus cuentos,hice una ponencia del cuento MINNA la princesa de la colina de cristal. fue muy emotivo para las personas que estuvieron ahí, y me preguntaban de donde sacaba las historias mas hermosas, pues respondía: de unos cuentos que me regalo mi tía en navidad, y con ellos soñando despierta viví, y me ayudaron mucho en mi vida.luego seguiré platicando, con cariño, blanch.

Anónimo dijo...

yo también tengo esos libros, me los envió una prima y creo que los guardaré toda mi vida, son simplemente maravillosos :D

Anónimo dijo...

Hola me llamo Mario y que mas quisiera volver a tener esos cuentos represenataron mucho para mi, hojalá y aunque no los vuelva a tener por lo menos poder ver de nuevo esas imágenes. Me podía pasar horas viendolas y viendolas sin aburrrime. Este cuento de la pequeña un ojo ya se lo he contado a mis hijos Mi correo es mariobazan99@hotmail.com

Anónimo dijo...

Hey, qué tal! ¿Sabrás de algún lugar donde conseguir esos libros? Mi mamá los prestó hace mucho y no se los devolvieron. Estoy dispuesta a comprarlos a [casi] cualquier precio D: O si pudieras escanearlos y quieres una compensación, estoy dispuesta a ello

Saludos

nouvellelune21@gmail.com

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