Morir,
eso no se hace cada día.
Muero al revés,
a cualquier hora del día,
después de levantarme,
durante el desayuno y
cuando toco el piano,
en cada minuto
la muerte.
No dejo nada,
muero sin herencia,
sin originalidad,
sin extraordinariedad,
sin ninguna palabra,
estoy saliendo en silencio,
se escuchan sólo moscas
que entraron por la ventana abierta.
Czarnecki, Łukasz. Purificados. México, Editorial Praxis, 2012.